Mi último día en China
–Welcome to Delta! –. Dice la azafata mientras chequea mi boleto destino a Detroit.–Por favor al fondo y a la izquierda – me indica.
Para los que ya me conocen saben que me dirijo a los asientos de clase económica… “41, 42, 43h” aquí es me dije a mi mismo: asiento 43h convenientemente justo al lado de los sanitarios… de repente se me acerca una mujer china ya entrada de edad y me dice en Mandarín:
–想不想换位子吗? –. ¿Deseas cambiar de asiento?- me pregunta.
En un segundo por mi mente pasaron muchos pensamientos: ¿Por qué me habla en chino, será que no me ha visto bien la cara? “lo bueno es que le entendí, si valió la pena esos nueve meses estudiando Mandarín”, “No, no le quiero cambiar el asiento” “será mejor que me haga que no entiendo”
–Por supuesto, no hay problema –respondí –. ¿Dónde queda su puesto?
Bueno, aquí estoy, puesto “43G” no muy diferente de mi puesto anterior, por lo menos no tengo nadie a mi lado, por suerte nadie más llegó a ese asiento y el avión despegó así con los últimos puestos vacíos…. Al comenzar a ascender, veo por la ventanilla de la señora con la que cambié de lugar y no pude dejar de sentir un poco de nostalgia mi mente se llenó de trozos del pasado que creía sepultado para siempre en el olvido (era tan buen asiento, no sé por qué lo cambié)….jejej… en realidad sentía nostalgia por tener que irme de china, porque aunque pasé algunos momentos agridulces, todas las personas que conocí durante mi estadía fueron muy especiales y compartieron conmigo muchos momentos felices que nunca olvidaré.
Y aunque podría continuar mi blog hablando de cada uno de esos recuerdos, simplemente voy a dejar el cuento por terminado ya que me da aburrimiento seguir escribiendo.